miércoles, 17 de agosto de 2011

Alto de Abantos

Después de Lagos de Covadonga, tocaba visita al Alto de Abantos, saliendo desde San Lorenzo del Escorial. En mi aventura me acompaña Óscar, que hace que el viaje en tren sea mucho más llevadero.

A las siete de la tarde nos ponemos en marcha, y después de calentar 25 minutos por las cercanías del Escorial: para nada meditado, pero Óscar me ignora cuando le digo que el giro para empezar el puerto está a la izquierda. La verdad es que son unos kilómetros (entre ocho y nueve) que vienen bien, aunque yo cometo el único error de la tarde zampándome un Muesli que me acompaña toda la subida en la boca del estómago.

Por fin empezamos la subida, calcando el recorrido que hicieron en la cronoescalada de la Vuelta 2003, cuando Heras dominaba. Son 12,3 kilómetros con pendiente media del 5,7%.


Dicho así, no parece gran cosa, si lo comparamos con otros puertos, pero como se deduce del perfil Abantos es un puerto de cambios de ritmo, con partes llanas y de bajada combinadas con otras de extrema dureza. 

La peor parte se produce en el inicio de la ascensión por las calles de San Lorenzo del Escorial, en especial la calle Cañada Nueva, donde se alcanzan porcentajes del 19% que obligan a subir de pie y muy echado hacia delante, si no se quiere perder inercia. Fotito de la callecita en cuestión:



Óscar se rinde y echa pie a tierra, yo sigo como puedo y por fin tengo premio, un giro a la izquierda en ligera bajada. Pero, todavía queda un tramo de subida hasta la entrada propia del puerto, al fondo en la foto siguiente:


Entro en la pista forestal que lleva hasta Abantos, ya voy solo y así seguiré toda la subida. Los 4 siguientes kilómetros se mueven siempre en torno al 7% de pendiente, con alguna rampa del 12%, aunque siempre en las curvas de herradura, por lo que no se nota tanto. Por aquí el firme es aún bueno, pero en cuanto se llega a la primera zona de descanso (casi tres kilómetros en los que apenas se suben 20 metros, con bajadas donde se alcanzan los 35 km/h sin forzar) se acaba. Boquetes que ocupan prácticamente el ancho de la calzada, baches e incluso alguna zona con arena compactada. Esto provoca que la dureza de la subida aumente, ya que las ruedas no tienen el agarre suficiente.

El segundo tramo en dureza llega un kilómetro antes del Alto del Malagón (que a su vez se sitúa a algo menos de 2 kilómetros de la cima final). Se trata de un tramo con pendiente media del 10,5% y con rampas de hasta el 17%, con la dificultad añadida del mal estado del firme. A duras penas (hay tramos que el velocímetro marca 8 kph) y sintiéndome en Asturias por momentos (manada de vaquitas en mitad de la carretera) consigo llegar al Alto del Malagón.

Desde aquí, el resto de la subida es muy cómoda y relajada, ya que sabes que lo peor ha pasado. 12,3 kilómetros y 54 minutos después corono el Alto de Abantos, espero a Óscar 15 minutos pero no llega, así que tiro la foto de rigor...


...y me tiro al descenso, que si no perdemos el tren y no apetece, la verdad. El descenso es muy peligroso, los boquetes que era difícil evitar subiendo, evidentemente bajando lo son más. Una piedra del tamaño de un puño se me cuela entre la rueda y el cuadro y no sé como, evito un hostión que llevaba mi nombre.

Cuando llevo unos 3 kilómetros bajando veo a Óscar esperando, dice que está molido y hacemos el resto del descenso juntos. Ya no habrá más sustos. Volvemos a San Lorenzo sin mayor novedad.

Después, una vez en Madrid me bajo en Nuevos Ministerios y tiro hasta mi casa en bici. Todo esto a las 22,30h y bajando a más de 50kph sin casi coches por la Castellana. Casi disfruto más esto que el "puertito" del día.

Este Jueves más, toca Navacerrada, aunque no la Bola del Mundo, que el estado de forma ya no es el mismo que hace un mes.

domingo, 14 de agosto de 2011

Subida a Lagos de Covadonga

Bueno, tras un breve descanso del blog, vuelvo para contar alguna historieta, que fuera de temporada siempre son más escasas. He decidido prescindir de ese resumen de la temporada que iba a hacer por - aquí podría poner alguna excusa, pero vamos - pereza pura y dura.

En su lugar aprovecho para hablaros del reto de este verano que es enfrentarme a alguno de los puertos más míticos de la Vuelta a España. Y para empezar no podía ser otro que Lagos de Covadonga.

Salgo muy temprano para evitar tráfico desde Naves hasta la base de la subida en el santuario de Covadonga. Son 40 kilómetros separadas en tres tramos, el primero de 15 kilómetros desfavorables con la subida al alto de la Robellada (5 km. desde Meré). El segundo de unos 20 km hasta la rotonda que divide la carretera de Covadonga y de Cangas, muy favorable y donde aprovecho para desayunar sin bajar nunca de los 30 km/h. El tercer tramo nos deja en las faldas del puerto, de nuevo subiendo de manera constante aunque a porcentajes mínimos (1-2%), eso sí, por una carretera pésima.

A partir de los leones en el acceso al Parque de Covadonga se puede considerar que empieza la subida. Serán 14 kilómetros. El perfil a continuación incluye esos primeros kilómetros al 1-2% que no se deberían considerar.


Hasta Covadonga, ha ido me madre de coche escoba, aunque por no querer presionarme con el coche casi no llega antes de que me desvíe hacia Lagos, donde se restringe el paso a vehículos a partir de las 8:30. Dentro me espera mi padre, que dejará testimonio visual de mi sufrimiento a partir de ese punto.

Empiezo la subida muy bien. Me propongo tomármelo con mucha calma porque sé que lo más duro llegará a mitad de subida. Voy combinando muy bien ratos de pie sobre la bici, ratos sentado. Estos primeros 6 kilómetros son duros, sobretodo muy constantes y consigo moverme siempre a unos 13 km/h.




Pasados estos 6 kilómetros se acerca la parte más temida y decisiva de la súbida: La Huesera. Justo antes adelanto al primero de los dos ciclistas que me toparé. Le veo muy tocado y debo decir que en eso momento dudo mucho que vaya a coronar. Pero lo conseguirá, unos 35-40 minutos más tarde que yo, pero llegará.



Y apareció. La Huesera. 800 metros de pendiente constante al 15-17%, y todo recto. Interminable. Las buenas sensaciones que llevaba se terminan de golpe y tengo que superar este tramo a riñonadas, lo peor es que sigues subiendo al terminar este tramo todavía unos 500 metros más. Y voy roto. El video que se ve a continuación corresponde al último tramo de Huesera y ya hago eses.



El premio llega un kilómetro después con un "falso llano" que viene como Dios. Aquí engancho al segundo ciclista e inmediatamente a subir Mirador de la Reina de nuevo con tramos del 16%, aunque en este caso más dispersos. Pero la Huesera me ha dejado roto y los tramos del 9-10% que antes subía a 13 por hora, ahora se suben a 10.



Pasado el Mirador de la Reina, todavía queda un kilómetro duro, pero a partir de aquí mucha menos exigencia, aunque el dolor de patas de la Huesera hace que parezca mucho más duro. Por si fuera poco, en la única bajada de toda la subida (suena raro, pero es así) casi me estampo por culpa del viento que en la parte final hace acto de presencia para complicar un poco más las cosas.



El tramo final es muchísimo más llevadero, pero yo vengo destrozado, así que no subo el ritmo ni de coña. Finalmente una hora y cuarto después - el tiempo lo de menos, lo suyo era coronar - llego al Lago Ercina, muerto.

Este semana más: el Martes está prevista una subida a Abantos ("asequible") y el Jueves un reto más duro como subir a la Bola del Mundo en Navacerrada.