En su lugar aprovecho para hablaros del reto de este verano que es enfrentarme a alguno de los puertos más míticos de la Vuelta a España. Y para empezar no podía ser otro que Lagos de Covadonga.
Salgo muy temprano para evitar tráfico desde Naves hasta la base de la subida en el santuario de Covadonga. Son 40 kilómetros separadas en tres tramos, el primero de 15 kilómetros desfavorables con la subida al alto de la Robellada (5 km. desde Meré). El segundo de unos 20 km hasta la rotonda que divide la carretera de Covadonga y de Cangas, muy favorable y donde aprovecho para desayunar sin bajar nunca de los 30 km/h. El tercer tramo nos deja en las faldas del puerto, de nuevo subiendo de manera constante aunque a porcentajes mínimos (1-2%), eso sí, por una carretera pésima.
A partir de los leones en el acceso al Parque de Covadonga se puede considerar que empieza la subida. Serán 14 kilómetros. El perfil a continuación incluye esos primeros kilómetros al 1-2% que no se deberían considerar.
Hasta Covadonga, ha ido me madre de coche escoba, aunque por no querer presionarme con el coche casi no llega antes de que me desvíe hacia Lagos, donde se restringe el paso a vehículos a partir de las 8:30. Dentro me espera mi padre, que dejará testimonio visual de mi sufrimiento a partir de ese punto.
Empiezo la subida muy bien. Me propongo tomármelo con mucha calma porque sé que lo más duro llegará a mitad de subida. Voy combinando muy bien ratos de pie sobre la bici, ratos sentado. Estos primeros 6 kilómetros son duros, sobretodo muy constantes y consigo moverme siempre a unos 13 km/h.
Pasados estos 6 kilómetros se acerca la parte más temida y decisiva de la súbida: La Huesera. Justo antes adelanto al primero de los dos ciclistas que me toparé. Le veo muy tocado y debo decir que en eso momento dudo mucho que vaya a coronar. Pero lo conseguirá, unos 35-40 minutos más tarde que yo, pero llegará.
Y apareció. La Huesera. 800 metros de pendiente constante al 15-17%, y todo recto. Interminable. Las buenas sensaciones que llevaba se terminan de golpe y tengo que superar este tramo a riñonadas, lo peor es que sigues subiendo al terminar este tramo todavía unos 500 metros más. Y voy roto. El video que se ve a continuación corresponde al último tramo de Huesera y ya hago eses.
El premio llega un kilómetro después con un "falso llano" que viene como Dios. Aquí engancho al segundo ciclista e inmediatamente a subir Mirador de la Reina de nuevo con tramos del 16%, aunque en este caso más dispersos. Pero la Huesera me ha dejado roto y los tramos del 9-10% que antes subía a 13 por hora, ahora se suben a 10.
Pasado el Mirador de la Reina, todavía queda un kilómetro duro, pero a partir de aquí mucha menos exigencia, aunque el dolor de patas de la Huesera hace que parezca mucho más duro. Por si fuera poco, en la única bajada de toda la subida (suena raro, pero es así) casi me estampo por culpa del viento que en la parte final hace acto de presencia para complicar un poco más las cosas.
El tramo final es muchísimo más llevadero, pero yo vengo destrozado, así que no subo el ritmo ni de coña. Finalmente una hora y cuarto después - el tiempo lo de menos, lo suyo era coronar - llego al Lago Ercina, muerto.
Este semana más: el Martes está prevista una subida a Abantos ("asequible") y el Jueves un reto más duro como subir a la Bola del Mundo en Navacerrada.
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