miércoles, 2 de abril de 2014

Rogaine La Berzosa

Terminaba mi crónica sobre el duatlón de Alcobendas diciendo que nos habían convencido (mi compañera Nuria del C.T.O.A.) a Antonio y a mi para volver a los Desafíos Liga Centro a los que sinceramente no creía que fuera a volver en una temporada, más que nada por mi mala experiencia en el Valle de Iruelas el año pasado.

El caso es que Nuria había convencido a otro compañero (Nacho Merejil, que cuenta su experiencia aquí) para rivalizar con nosotros. Al final fueron la mejor pareja mixta de la competición... para los que conocemos a Nuria poca sorpresa, aunque creía que con el rollo de la orientación bajarían el rendimiento. Así que para La Berzosa nos fuimos los cuatro.

Antes de empezar, tengo que recordar que Antonio y yo habíamos tenido una flor en el culo hasta ahora en le tema este de orientarnos (y digo habíamos por lo que vendrá a continuación). Nunca nos preocupamos de llevar una brújula y siempre tiramos de algo intuición y de mucho físico (el camino más largo es el más seguro), aparte de la suerte mencionada (como olvidar aquella baliza en Toledo en medio de un parque). Pero esta competición era diferente. Aquí no había pruebas ni BTT, sólo pura carrera de orientación y por todo el bosque de La Berzosa, así que nos decidimos a comprar una brújula y quedamos el día anterior para aprender a usarla por las calles de Alcorcón... impagable la cara de la gente al vernos corriendo con una brújula y un mapa por Las Retamas.

Así que pensábamos que para el gran día estaríamos más que preparados. En honor a la verdad debo decir que el desastre final no fue debido a la brújula, que llegamos a usar dos veces y en los dos casos nos sacó del apuro.

El arranque de la competición fue muy bueno y para el final de las dos primeras etapas habíamos conseguido un buen resultado (lo esperado, una baliza puñetera nos privó de algunos puntos más pero  en línea con lo que solíamos hacer en otros raids). La tercer etapa era la definitiva, con unos 30k de recorrido (óptimo si se cogían todas las balizas) y 4h30' para completarlo (la salida se daba a la una y media tras 15' de descanso).



Empezamos bien, con tres balizas en 30', pero a partir de la cuarta que se nos atraganta más de la cuenta se empieza a complicar la cosa. La tarde empieza a ser muy calurosa y nos vamos quedando sin agua (yo tiraré de agua estancada que me podría haber dejado atado a la taza del wáter, pero por lo menos en eso tuve suerte), aparece la fauna de la zona (yo me topé con los padres de Bambi y Antonio con una culebra más perdida que nosotros) y las balizas caen a un ritmo más bajo de lo deseado. Al menos vamos sumando puntos, no para hacer una gran actuación pero si para cumplir... para tener anécdotas vaya, pero todo esto quedará en agua de borrajas.

A falta de una hora estamos bastante lejos, pero nuestro ritmo de encontrar balizas ha subido y acabamos de sumar casi 30 puntos en apenas 15'... y es entonces cuando se nos fue la olla.

Como luego descubriríamos estamos aproximadamente a 5 kilómetros en línea recta y con las prisas por volver empezamos a tirar como locos, pensando que el físico nos sacará una vez más del apuro. Pero... esta vez no. Si hubiéramos perdido un par de minutos en establecer bien la dirección... en fin.

El caso es que nos dan las 6 (hora de cierre, cada minuto de retraso 2 puntos menos) y aparecemos en ¡Torrelodones!, todavía mas lejos de la meta que 15' atrás. La hostia, vamos. Tras un momento de bajonazo del copón, por primera vez en el día actuamos con sangre fría. Somos conscientes de que vamos a llegar muuuuuuy tarde, pero para reducir el daño decidimos tirar hacia la vía de servicio de la A-6 y asegurar (básicamente intentar llegar antes de las 7) que al llegar todavía hay alguien...

Tras un último esfuerzo titánico, recorriendo unos 8k en apenas 35' (tras 6h30' de competición bajo el sol) llegamos bajo el aplauso (irónico de algunos cabrones pero sincero de otros muchos) de la gente que queda allí. Volviendo ya nos hemos cruzado con un par de coches con gente del raid volviendo a casa. La última bofetada nos está esperando al llegar a descargar nuestros puntos... resulta que si te vas más allá de y media no hay descuento en puntos si no que te vas a la puta calle. Vamos, que nos hemos cascado un palizote de la virgen cuando podríamos haber vuelto en autobús (ya puestos...).

En fin, a pesar de que puedo sonar pesimista y cabreado, me lo pasé de puta madre y repetiría aún sabiendo que me iba a pasar lo mismo. Desde aquí mi reconocimiento (que sabe que lo tiene) a mi compañero Núñez... somos el hambre y las ganas de comer, pero volveremos!!!

Salud y Cero Grados!!

2 comentarios:

  1. Jajaja qué grandes!! Me llena de orgullo ver que estáis alimentando la leyenda de Cero Grados! :D
    Un abrazaco a los dos, máquinas!

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  2. Lo acabo de leer y me he reído mucho. Muy buena crónica. La verdad que nos dimos una buena paliza, fue un día duro pero un gran día.
    Diego eres un CRACK

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