martes, 7 de febrero de 2012

Mirador del Fito

O Asturias como terapia de recuperación. En plena ola de frío, en Asturias tuvimos el sábado una tregua en forma de 6º y sin excesivo viento. Así que aproveché para atacar otra de esas subidas que marcan la Vuelta a España en su paso por Asturias: El Mirador del Fito (o Fitu según los locales). Allí donde Indurain tuvo que echar pie a tierra en la Vuelta del '96.



La ascensión - por su perfil más duro - comienza en Loroñe, a unos 35 kilómetros de mi pueblo. Hasta allí me lo tomo con calma, llevo viento de cara continuamente y la carretera es un sube-baja que no permite comodidades. Poco antes de llegar a Ribadesella me engancha un grupeto de tres ciclistas y continúo con ellos hasta unos 10 kilómetros de la ascensión. Esto me permite ir más protegido del viento y además más distraído durante 10-15 kilómetros.

Como ya he contado por aquí, los cuadriceps me han causado problemas todo el mes de Enero, y durante la aproximación a Loroñe dichas molestias se reproducen. Aún así, la mentalización es similar a la de Lagos y se centra en llegar arriba, tratándose de un puerto más corto aunque, como puede verse en el perfil, muy constante.



Lo bueno de tirar hacia arriba es que rompo a sudar y el hecho de que empiece a nevar me pasa un tanto desapercibido. Pronto encuentro el ritmo perfecto y debo decir que llego a la cima sin excesivos problemas y bastante más sobrado de lo que podría esperar, de ahí que siempre que coja la bici en Asturias me recarga la autoestima al 100%.

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