El pasado sábado 5
de Abril participé en la primera gran prueba (tanto por el nombre de la misma
como por las ganas que le tenía) de la temporada: el Campeonato de España de
Duatlón en Avilés. Uno de los principales atractivos de esta prueba es que era
en Asturias, así que tras pasar la noche del viernes en mi pueblín y una hora de viaje nos plantamos en el
Centro Niemeyer de Avilés, centro (valga la redundancia) neurálgico de la
competición. Sin duda un acierto de la organización.
La competición
era a las 17,30 y el día acompañó (no llovió y la temperatura rondó siempre los
20º). Casi sin darme cuenta, estoy a escasos segundos de darse la salida. La
distancia de esta prueba es totalmente nueva para mí y, sinceramente, asusta:
10k corriendo más 40k de bicicleta (llana, gracias a Dios) y terminando con 5k
más de carrera a pie. A pesar de esto, estoy con ganas. He entrenado bien y
tengo en la cabeza muy claro no “acomodarme” en el primer diez mil. Se da la
salida y enseguida queda claro que esto es un Campeonato de España. La gente
sale a todo rabo y yo con ellos. No llevé reloj, pero raro será que ese primer
kilómetro no haya rondado los 3’15”-3’20”. A partir de aquí, la carrera se
estabiliza y empiezo a encontrar unas sensaciones tremendas.
Poco a poco voy cazando
gente, sé que voy rápido pero no quiero regularme, me encuentro realmente bien,
como hacía mucho tiempo. La última vuelta (de 4) es la mejor de todas y es aquí
(a toro pasado es fácil verlo) donde creo que me calenté de más. Entro en boxes
muy solo, con la mejor noticia del fin de semana, acabo de batir mi mejor marca personal en un 10.000: 35’07”!!! Esto
lo averigüé después, claro está, pero ya en ese momento sabía que había corrido
mucho y bien.
Me subo a la bici
y enseguida me dejo cazar por un grupo que viene por detrás. De este segmento
poco que contar hasta el kilómetro 30 (aprox.) donde empiezo a notar los
primeros síntomas del pedazo 10.000 que me he cascado y el grupo en el que voy
acaba por sacarme de punto. Tras unos 3-4 kilómetros en solitario (que me
vienen muy bien para recuperarme) me traga otro pelotón que me lleva hasta
boxes. Este segmento (que al final es de 37k) sale en 1h01’ a unos 36kph.
La cruda realidad
llega al bajarme de la bici. Ahí aparecen todos los males de golpe: calambres,
dolores y flato… el combo perfecto. Corro prácticamente cojo los primeros 2,5k
pero poco a poco consigo quitarme de encima el flato (que es lo más molesto) y
espoleado por un competidor de mi grupo de edad que acaba de adelantarme, me
pego a él para en un sorprendente último cambio de ritmo (me cabrea darme
cuenta que sin el flato hubiese corrido muy bien este último sector) conseguir
terminar en 22’15” (casi a 4’30” el kilómetro frente a los 3’30” del primer
10.000), no tan cansado como dolorido y en un tiempo total de 1h58’39”, en 16ª
posición de mi grupo de edad.
A pesar de que a
nadie le gusta pasar las penurias del último tramo de carrera, debo decir que
la sensación que me llevo es muy positiva. Solo el primer 10.000 me deja
tremendamente feliz, no recordaba ya una prueba con unas sensaciones tan buenas
y encima tirando yo solo en todo momento. Es cierto que hipotequé el duatlón,
como queda claro con ese último 5000, pero que me quiten lo bailao. Si repito
experiencia en años venideros, tengo claro que plantearé la carrera a de otra
forma, pero para un debut me voy contentísimo y con marca personal. La bici me
costó mucho, pero es cierto que fue
casi al final cuando cedí, necesito practicar más las arrancadas en
seco. Y por último me quedo con la actitud al final de la prueba, luchando
hasta al final por un puesto (16º suena mejor que 17º y más como lo conseguí).
Dejo el penúltimo
párrafo para acordarme de Yolanda, que consiguió ser subcampeona de España en
su grupo de edad en una demostración de que en estas pruebas tira más la cabeza
que las piernas.
Y el último
párrafo para declarar como cerrada la pre-temporada (los duatlones, vaya) y a
pensar desde ya en Fuente Álamo, prueba con la que abriré por tercera temporada
consecutiva la temporada de Triatlón. ¡Qué ganas!