Agosto debería haber sido el mes del olímpico de Tarragona y
del sprint de Estepona, pero por culpa de una señora caída en bici preparando
el primero, se convirtió en el de la Carrera de las Lagunas de Villafranca, ya
que por suerte pude seguir practicando atletismo durante este mes de baja.
A la carrera llegaba con ganas, pero con poco más. No llegué
a tiempo de participar en el triatlón de Estepona, pero si en la segunda parte:
La Feria de Málaga. Una gran semana en compañía de grandes, pero evidentemente
de poca preparación física y con una clara repercusión en esta carrera.Aun así, salí ambicioso desde el primer kilómetro… demasiado ambicioso. Cuando llevo recorridos 4 de los 9 kilómetros de la prueba se acabó la gasolina. Más allá de la humedad y el calor reinante que también hacen lo suyo, los 5 kilómetros restantes paso auténticas penas para superarlos, para acabar con un tiempo final de 36:00, a unos finalmente muy dignos 4’ el kilómetro.
Apenas 5 días después recibí la estupenda noticia de poder
volver a nadar, lo que me permitía estar en uno de los triatlones que más me
apetecían de la temporada: Zumaia el 7 de Septiembre.
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