lunes, 30 de septiembre de 2013

Triatlón de Zumaia


Gora Euskadi! Lo pongo bien claro desde la primera línea. Ha sido el lugar donde mejor he competido este año, que está siendo para mí complicado. Las lesiones han aparecido para romper la continuidad en los entrenos y así es muy difícil pillar ese punto de forma que si alcancé el año pasado. Primero una rotura de fibras a finales de Febrero que retrasó mi preparación y mi primer buen triatlón hasta Junio (EcoTrimad) y después una muy inoportuna caída en mi mejor momento de la temporada (principios de Agosto) con luxación de clavícula on the rocks.
El 7 de Septiembre volvía, exactamente dos meses después de mi último Tri en Alcázar de San Juan. En este caso la localidad elegida fue Zumaia, a mitad de camino entre Bilbao y Donosti. Un sitio, resultado aparte, perfecto para practicar triatlón.
Me plantaba allí con menos presión que nunca, consciente que con apenas 2 entrenos de natación y 2 salidas en bici antes de la prueba no podía pretender romper el crono. Llegaba, no obstante, con muy buenos entrenos de carrera a pie, lo que me hacía ser optimista de cara a la última parte de la prueba.
Como era de esperar, la temperatura del agua obligó al uso de neopreno. Primera buena noticia de la prueba. Además, a pesar de que todo el viaje desde Asturias hasta Zumaia (260 km) llueve, justo en Zumaia no lo hace. El cielo está cubierto y hay unos 20ºC de temperatura ambiente, condiciones que se mantienen toda la prueba. Segunda buena noticia. El circuito de bici es muy rápido pero no tiene bajadas técnicas ni peligrosas, lo que dado mi estado actual de cierta desconfianza encima de la bici se convierte en la tercera buena noticia. Y todo esto antes de salir.
Me tomo la salida con mucha calma, salgo de los más retrasados en el agua buscando evitar problemas y, sorprendentemente, consigo nadar  sub14’ en los 750m de prueba. Cuando paso por debajo del reloj y observo este tiempo mi motivación se multiplica por 10 en un momento. En un perfecto estado de forma poco hubiese mejorado (lo cual, analizado fríamente no sé si es bueno o malo…).
Cojo la bici con ganas pero aún con ese punto de prudencia que marca mi estado de forma, sabiendo que tengo que dejarme fuerzas para el segmento de carrera, que es al único que llego con confianza. Es una de las bicis más divertidas y rápidas de mi vida. Me sumerjo en un grupo de unos 12 triatletas, donde vamos dando relevos de forma continua permitiéndonos completar este segmento a casi 40km/h de media. Y lo mejor es que me bajo con unas sensaciones fenomenales a correr.
Salgo a correr justo por delante del primer clasificado… me está doblando en un circuito de 2.5km, pero suena bien la frase... ¿O no? El caso es que salgo con tanta fuerza que le cuesta muchísimo doblarme (apenas en su cuarto kilómetro consigue abrir brecha). Mi primera vuelta es muy buena pero es en la segunda donde recupero sensaciones que creía perdidas… adelanto unos 40 rivales antes de cruzar la meta en 18’16’’ y un total de 1h06’.
Grandes noticias antes de la prueba y de la hostia después, no puedo más que reafirmarme en mi frase inicial: Gora Euskadi!

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